La comprensión hacia el ser humano creo que ha sido siempre una continua inquietud en mí.
Profundizar en el me ha ayudado a no juzgar y a no sacar conclusiones precipitadas y superficiales.
Los grandes antagonismos internos, las luchas que tenemos con nuestro pasado, nuestras fantasías íntimas, también nuestros propósitos y todas nuestras creencias me cautivan cada día más y me alimentan el propósito de poderlas entender y a la vez poderlas sustentar.
Cuando conocí la grafología me enamoré de ella. Fue un encuentro intelectual y emocional a la vez. Todo lo que iba aprendiendo me resonaba internamente.
Quise conocerla, explorarla, experimentarla y saborearla hasta el día de hoy.
En 1999 me adentré en la disciplina de forma casi exclusiva.
Me "hechizó" su visión holística y la mirada que podía darle al ser humano.
Me permitió conocer a las personas sin estigmatizarlas solo por sus habilidades o debilidades.
Comprendí que nuestras letras nos dan pistas de lo que creamos en nuestra mente y que el propio acto de escribir nos conforma como individuos.
Tenía 23 años cuando la descubrí y ahora con mi edad adulta asumo tenerla como compañera de vida.
Signes Grafo es un proceso interno de mí misma.
Creo que el ser grafólogo profesional junto con cierta vocación de servicio y un propósito firme de conocer al ser humano, me empuja a continuar conociendo y empatizando con lo que somos.
Y así con los años, experimentando la "prueba-error", el "solo sé que no se nada" poco a poco y con humildad sigo haciendo de mi profesión un arte de vida.